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EL AMOR PLATÓNICO

Para aquellos que tengan una noción previa de la expresión “amor platónico”, esta página va a ser una gran decepción.

 

Platón es el primer filósofo que discurre sobre el amor (eros en griego) como principio de la acción humana (Anaxágoras había utilizado este concepto para explicar la cosmología). En sus Diálogos encontramos dos versiones del amor: hay una pasión amoroso que puede ser tan destructiva como un elefante en una cacharrería, pero si está bajo el mando de la razón, es el deseo fundamental que nos mueve hacia la filosofía (que es amor a la sabiduría).

 

La concepción platónica del ser humano la debemos extraer fundamentalmente de dos mitos: el que cuenta Sócrates en el Banquete y el mito del alma como carro alado contenido en el Fedro.

 

En el Banquete se habla de Eros (el Amor) pero en relación con el amor por el saber. Para Platón, tal y como ya se ha mostrado en el mito de la Caverna, el problema de la transmisión filosófica (la transmisión de la virtud, la educación) es el de cómo recorrer el camino que conduce al Conocimiento (él lo llama Mundo de la Ideas).

 

Eros es lo que nos eleva a la sabiduría porque nos hace desearla. En el Banquete, Sócrates indica, según le ha dicho Diotima, que Eros es hijo de Poros (recurso) y Penía (pobreza). Esto quiere decir que no existe Amor si no tenemos absolutamente ningún recurso (si desesperamos de todo), pero tampoco si creemos tenerlo todo y no deseamos nada (como ocurre a los hombres que creen saber). Por eso hay que asumir que el deseo es necesario también para la filosofía.

 

Así, la condición del filósofo (que aspira a aquello a lo que tiene que aspirar el hombre) es la de un término medio entre la ignorancia absoluta (es decir la de no ser conscientes de la propia ignorancia) y la sabiduría divina. 

 

Esto lo encontramos de manera más clara en el segundo de los mitos que citamos, el mito del alma como carro alado contenido en el Fedro, según el cual el alma es como un carro alado guiado por un áuriga (razón) y arrastrado por dos caballos, uno blanco que simboliza la virtud (o voluntad en terminología moderna) y uno negro que simboliza el deseo y las pasiones).

 

La manera clásica de expresar este símil es que hay una jerarquía entre la razón, la voluntad y el deseo. La razón es la que debe gobernar al deseo a través de la voluntad. El deseo descontrolado es un flujo (la ambición) que sólo quiere más y más y éste es su peligro. La conclusión es que Eros es un elemento ambiguo para la filosofía: a la vez necesario y peligroso por la posibilidad de descontrol, tal como muestra el caballo negro. Este esquema tiene su correspondencia tanto en la Etica platónica como en la política, ya que si la razón debe gobernar en el alma individual, también debe hacerlo en la sociedad.

 

 

 

 

 

PARTE DEL CUERPO   TIPO DE ALMA

TENDENCIA        

VIRTUD CORRESPONDIENTE             GRUPO SOCIAL

CABEZA                        (RACIONAL)

RAZÓN

SABIDURÍA                                            (FILÓSOFOS)

PECHO                          (IRASCIBLE)

VOLUNTAD

CORAJE                                                 (GUARDIANES)

ABDOMEN                   (CONCUPISCIBLE)     

DESEO

TEMPLANZA                                       (PRODUCTORES)


 

En este contexto hay que entender la dialéctica (el método de la verdadera filosofía) que permite la ascensión mediante el diálogo en una vida de compañerismo y amistad filosófica hacia el Mundo de las Ideas. Esta ascensión, que lógicamente requiere el esfuerzo continuado de toda una vida, sólo queda justificada por el amor. Amor y Esfuerzo son, pues, dos caras del mismo proceso o de la misma tensión. Porque Amor (eros) no quiere decir amor de alguien que nos acerca a él, sino que el amor es inquietud, la inquietud que nos obliga a movernos por la insatisfacción con lo que tenemos y por el deseo de perfección (caballo blanco). El deseo de perfección es el deseo de ver las Ideas.

 

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