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De manera general podemos decir que la antropología aristotélica que se puede extraer sobre todo de su metafísica y su ética entiende el hombre como metaxi, como ser intermedio entre los dioses y las bestias, de una manera coherente con el conjunto del pensamiento griego clásico.

 

Uno de los textos más ilustrativos al respecto es aquél de la Ética a Nicómaco que define la Vida Contemplativa como finalidad humana: aunque la Vida Contemplativa es en realidad una vida divina que al hombre no le está permitida, no por ello el hombre debe dejar de aspirar a ese objetivo. El hombre se convierte fundamentalmente en esa aspiración.

LA CONCEPCIÓN DEL HOMBRE

En otro de los textos más citados de la Historia de la Filosofía nos dice que la diferencia entre el hombre y el animal es el logos (razón), diferente de la phoné (voz) que tienen todos los animales. Efectivamente, el logos sirve para distinguir lo valioso de lo nocivo y para comunicarlo. No por casualidad este texto está en la Política. Así, la diferencia específica del hombre como animal sería la capacidad de ver lo bueno y lo malo, la virtud y el vicio. Esta capacidad está relacionada con la aspiración máxima de la que hemos hablado antes pues la Vida Contemplativa no es otra cosa que la vida racional llevada al extremo. Es en la Política donde define otra de las características esenciales del ser humano como “animal político” es decir, que sólo llega a obetener los fines superiores de la existencia humana (la vida contemplativa) en el contexto de la polis. Más allá del hecho de la división del trabajo, hay que decir que la razón humana no es primariamente individual, ya que la lengua materna y la cultura que nos conforma nos la proporciona la comunidad en la que nacemos y vivimos. El hombre sólo acaba de serlo en sociedad.

 

Pero no hay que olvidar el lugar en el que Aristóteles coloca al hombre en el contexto de la naturaleza, concebida, desde su perspectiva teleológica, como un gran organismo con funciones jerarquizadas. Esto lo podemos leer en su Psicología, es decir, la “ciencia del alma”.

 

La psicología ha de ser incluida en la Física puesto que también forma parte de lo que tiene el principio del movimiento en él mismo. El movimiento en los animales es la vida, y el alma es justamente el principio de la vida.

 

La psicología es la ciencia de la psiqué (el alma). Así, lo primero será definir el alma y para hacerlo, Aristóteles remite siempre a su concepción hylemórfica de la realidad : “El alma es el acto primero de un cuerpo natural organizado". O dicho de otra manera, el alma es la forma esencial de una materia con vida. Esta definición supone una confrontación con una concepción sustancial del alma. Para Aristóteles el alma no es sustancia, la sustancia es el hombre y el alma es simplemente la forma (o acto) de esta sustancia. Como forma, el alma es el principio de vida, y, por lo tanto, la tienen todos los seres vivos, pero con diferentes funciones. Las diferentes funciones del alma (jerárquicamente establecidas son: vegetativa (crecer), sensitiva (tener relación con el mundo exterior) e intelectiva (facultad del logos: pensar, hablar...).

 

Esta última es la que da forma al hombre, ya que constituye su diferencia específica. Hay que tener en cuenta que esta clasificación de las almas es jerárquica y por lo tanto, un alma superior incluye todas las inferiores. Así, el alma sensitiva incluye la vegetativa, y la intelectiva incluye las otras dos. O dicho de otra manera, el animal racional (hombre) no deja de ser a la vez simplemente animal (dotado de movimiento y sensación) y cumplir funciones de simple vegetal (nutrición y crecimiento).

 

Concretamente, la parte intelectiva del alma es la que explica el proceso del conocimiento humano, y se divide en un entendimiento agente (activo) que separa la forma (que es en potencia) de la sustancia individual (compuesta de materia y forma), para que a continuación el entendimiento paciente sea capaz de inteligir la forma universal que pasa a ser en acto. Esto es la abstracción. Se ha discutido si el entendimiento agente podría ser una especie de entendimiento colectivo ya que es inmortal. No obstante, esta división no es nada clara y generó grandes polémicas en la Edad Media, motivadas también por la dificultad de armonizar con el cristianismo la noción de un entendimiento activo e inmortal, pero separado y otro pasivo, individual y mortal. Aún así, esta concepción está en el origen de la teoría del conocimiento realista y la concepción de la verdad como adecuación entre lo inteligible (la forma) y la cosa (adaequatio intellectus et rei).

LA TEORÍA DEL CONOCIMIENTO

Hablar de “teoría del conocimiento” en Aristóteles es un gran anacronismo que sólo nos puede llevar a error ya que este filósofo no entiende (a diferencia de lo que ocurrirá en el s. XIX cuando se acuñe el término) que haya que dar cuenta de la ciencia desde un conocimiento anterior o previo a ella. Para Aristóteles la ciencia, el conocimiento y la filosofía son la misma cosa. Por ello sería mucho más claro hablar de “concepción del conocimiento”.

 

Para entender esta concepción del conocimiento, deberemos entender que él siempre habla del conocimiento en dos sentidos diferentes que sería peligroso confundir: a) en el sentido o el orden de la fundamentación, hablaremos de tipos o grados de conocimiento en el que los grados más universales explican y fundamentan los grados más particulares y b) en el orden de los hechos, podemos entender el conocimiento como un proceso natural que tiene lugar en un animal con un tipo de alma particular, es decir, como un proceso psicológico.

 

1. LOS GRADOS DEL CONOCIMIENTO

 

Para Aristóteles, todos los hombres desean (orexis = impulso) por naturaleza (es decir, en tanto que animales) saber. La prueba que él da es el amor a los sentidos (la curiosidad), especialmente la vista.  Así tenemos que la aisthesis es el fundamento del saber.

 

Este filósofo distinguirá cuatro grados de conocimiento (Met,I,980a-982a):

 

  • Percepción o sensación (=aisthesis): Es la recepción de información a través de los sentidos. La tienen todos los animales y es el grado más simple de conocimiento.

  • Experiencia : Es la percepción más la memoria. Aristóteles dice literalmente: "Los animales participan poco de la experiencia". Es el conocimiento de casos parecidos, pero es un conocimiento singular. Es el conocimiento del experto y el más útil para la vida práctica.

  • Arte o Técnica: Es ya un conocimiento teórico y de las causas, pero enfocado a la producción. Es un conocimiento universal extraído de la experiencia, pero no conoce las causas primeras. Por ser universal puede ser expresado y transmitido, de aquí su gran valor. Es un saber de contingencias (de cosas que podrían ser de otra manera).

  •  Ciencia  : Es el conocimiento más universal de todos y conoce las causas primeras. Es conocimiento de los principios y por lo tanto de cosas necesarias. Por eso es demostrativo. Los principios son siempre autoevidentes. Aristóteles tiene una concepción silogística del conocimiento.

 

A partir de la clasificación anterior vemos que en el conocimiento hay una doble jerarquía. Si bien hay una jerarquía en el orden de la fundamentación en que la Ciencia es el conocimiento más universal, más perfecto y más divino, el orden temporal obedece a la jerarquía contraria: todo conocimiento empieza a partir de la percepción.

 

Por eso explicaremos el conocimiento desde los dos puntos de vista: desde el punto de vista de un proceso natural y desde la óptica de la fundamentación.

 

2. El proceso del conocimiento

 

Aristóteles explica el proceso o el hecho del conocimiento, lo que hoy entenderiamos como la psicología del conocimiento desde su concepción metafísica, es decir, desde un punto de vista natural.

 

Así, desde el punto de vista psicológico, hay que recordar que para Aristóteles hay 3 tipos de almas (vegetativa, sensitiva e intelectual) y por lo tanto se trata de aclarar el funcionamiento del alma intelectual, que incluye a todas las demás.

 

Siendo el hombre un compuesto hilemórfico constituido por un cuerpo material y un alma (forma), que, a su vez, es principio también de la vida sensitiva, hay que comenzar por distinguir dos ámbitos distintos -aunque complementarios- de conocimiento: el conocimiento sensible, del que también están dotados los animales, y el conocimiento intelectual específico del hombre. El primero versa sobre lo particular y lo concreto, mientras que el conocimiento intelectual se caracteriza por su universalidad, abstracción e inmaterialidad.

 

Puesto que el conocimiento, en el sentido psicológico, empieza por la percepción –el grado ínfimo de conocimiento- el proceso por el que se forma el conocimiento intelectual, de las formas, hay que entenderlo como una abstracción en que se separa la materia de la forma en la sustancia.

 

Aquí es donde entran en juego los dos tipos de entendimiento que menciona Aristóteles. En primer lugar, el entendimiento agente (activo) separa la forma (que es en potencia) de la sustancia individual (recordemos, compuesta de materia y forma), para que a continuación el entendimiento paciente sea capaz de inteligir la forma universal que pasa a ser en acto. Esto es la abstracción.

 

3. LA LÓGICA

 

Si pretendemos, por el contrario, explicar el conocimiento desde el punto de vista de su fundamentación, tendremos que acudir al camino inverso: para Aristóteles, lo más evidente (inmediatamente) para nosotros no es lo más evidente en sí. Lo más evidente para nosotros son los objetos que percibimos por los sentidos, mientras que lo más evidente en sí son los principios de toda ciencia a partir de los cuales puede ser explicada la experiencia. El camino del conocimiento tiene que partir de lo más evidente para nosotros (la experiencia), para llegar a lo que es más evidente en sí. Esta camino se llama inducción (epagogé). La inducción es el camino del saber en el sentido que consiste en la abstracción de un particular de lo que tiene de particular para poder generalizar. Pero esto querrá decir que, un vez encontrado los principios y las causas de una ciencia el camino de la exposición será justamente el contrario. A partir de estos principios, mostraremos cómo la experiencia es el resultado. Este procedimiento es la deducción. La deducción no es otra cosa que una cadena de razonamientos que, partiendo de principios ciertos tiene que llegar a tener como conclusión la experiencia que tiene que ser explicada y justificada.

 

Así, Aristóteles, de la misma manera que ya encontró el átomo del decir (que es la proposición), aislará el átomo del razonamiento que es el silogismo. La forma básica del silogismo es esta:

 

         Todos los P son Q  (Premisa mayor)

         Todos los Q son R  (Premisa menor)

         ----------------

         Todos los P son R  (Conclusión)

 

Que sea la forma básica no quiere decir que todos los silogismos sigan esta fórmula (él encontró 14 fórmulas diferentes), sino que cualquier silogismo, por muy diferente que sea, puede ser transformado en uno de este tipo. Así, la tarea a hacer en la investigación científica es encontrar los principios que puedan hacer de premisas. Y esto es justamente la inducción.

 

En relación con los principios, hay que decir que los hay específicos de cada ciencia, pero también los hay universales y válidos para toda ciencia, como el  principio de no contradicción: Si P es Q, entonces es imposible que en el mismo momento y en el mismo sentido P no sea Q.

 

La concepción aristotélica del conocimiento en los dos sentidos explicados ha sido, igual que otros aspectos de su obra, la que determinó el pensamiento medieval siendo Santo Tomás de Aquino y Averroes, en el s. XII los exponentes más destacados de su doctrina.

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