ARISTÓTELES
La biografía de Aristóteles está ligada a la de Alejandro Magno. Si su padre había sido médico de la corte real con Filipo, en el año 343 a. C. Aristóteles es llamado a la corte para educar a Alejandro (hijo de Filipo). A partir del año 340 a. C. comienza a reinar Alejandro: unifica toda Grecia y añade Persia a lo que ya empieza a ser un imperio. En sus famosas campañas acabará por conquistar todo el mundo conocido. Pero este gran imperio acaba para siempre con la civilización de las poleis, la única concebible para Aristóteles. El año 323 muere Alejandro y comienza una guerra por su sucesión en los diferentes territorios conquistados (guerra de los Diádocos, que dará origen a las diferentes satrapías). En concreto, en Atenas hay una rebelión popular contra el poder macedónico. Aristóteles corre peligro y es acusado de impiedad. Según se cuenta, huyó de la ciudad para evitar un segundo crimen contra la filosofía.
A la biografía de Aristóteles, habría que sumar la larga historia de sus escritos hasta ahora. De su extensa obra sólo nos ha llegado una pequeña parte. A título de ejemplo se puede recordar que la Métafísica es el conjunto de una serie de libros que Andrónico de Rodas encontró en una cueva en el año 60 a. C. estropeados por la humedad. La mayoría de los escritos que conservamos son los apuntes que debía explicar en el Liceo, ya que son obras de muy poca calidad literaria. Por esta razón se llaman escritos esotéricos, mientras que los exotéricos (los que habría escritos para ser publicados) se han perdido en su mayor parte, excepto alguna obra de juventud.
Aristóteles, el autor más prolífico de la historia, no dedicó ninguna obra de manera exclusiva a definir una determinada antropología, aunque es evidente que se desprende una concepción del hombre del conjunto de su obra. Lo que ocurre es que hay que irla sacando un poco de aquí y de allá: de su metafísica, de su ética, de su política y de su psicología.
Aquí hay que incluir lo que contemporáneamente llamamos "ontología", es decir, su concepción del mundo y de la realidad. Para entender la realidad Aristóteles, parte del significado de "ser". Es decir, en Aristóteles no se puede separar la ontología del análisis lingüístico de la esencia del “decir algo de algo”.
“Entre los animales, el hombre es el único que posee la palabra. La voz, en efecto, es signo de dolor y placer, y por eso la tienen también los otros animales (porque su naturaleza llega hasta aquí: a tener sensación de dolor y de placer y a hacer señal de todo esto los unos a los otros); la palabra, en cambio, es para manifestar lo que es conveniente y lo que es perjudicial, como también lo que es justo e injusto. Y esto es lo propio del hombre frente a los animales: sólo él percibe lo que es bueno y lo que es malo, lo que es justo e injusto y las otras cosas; y es la comunidad de estos valores lo que constituye la familia y la ciudad”
Aristóteles, Política, I,2