Seguramente el primer ejemplo histórico de democracia mediática sería el de la Atenas clásica de los sofistas: es una democracia en la que la palabra tiene un inmenso poder. De hecho, la democracia siempre es mediática, porque en democracia el poder de la palabra es fundamental. El problema de cómo funcionan hoy los mass media es que no cualquier persona tiene acceso a hacer pública su opinión, y, en todo caso, hay tipos muy diferentes de publicidad. La prensa escrita, la TV son instrumentos que “crean opinión”, es decir dan opinión a todos aquellos que no conocen la realidad de la que se trata de primera mano, o que no quieren reflexionar sobre el tema de que se trate. Estos son la mayoría. Y la cuestión de la democracia es una cuestión de mayorías.
DEMOCRACIA MEDIÁTICA Y CIUDADANÍA GLOBAL EN EL CAPITALISMO CONTEMPORÁNEO

Últimamente ha cambiado un poco el panorama con las nuevas tecnologías y con la posibilidad (que ya sólo depende de la cultura, la formación y no tanto de la riqueza) de acceso de cualquier ciudadano a la red global: a la expresión de su propia voz y a la conciencia de cualquier otra. A los gobiernos y lobbies ya no les es tan fácil cerrar las puertas a la libre información como se ha hecho durante mucho tiempo con los mass media. Esto no quiere decir, obviamente, que ahora ya de golpe, vivamos en una democracia real.
Para empezar faltan muchas cosas por decidir. Lo que ocurre es que ahora hay algo así como una carrera entre la tecnología y la política. Los gobiernos no tienen tiempo de legislar ya que la tecnología va mucho más rápido que la asunción de la realidad social que se deriva de ella. Así, desde los años 90 del siglo pasado, la rápida implantación del móvil y de internet con todas las posibilidades abiertas dejan obsoleto cualquier intento de “poner vallas al campo”.
De esta rapidez también resulta la aceleración de los procesos (que siempre han existido) de globalización. Por ejemplo: las leyes que regulen la información, no tendrán sentido si no se implantan a nivel global, cada vez será más difícil para un gobierno aislado implantar leyes propias y crear una autocracia.
¿QUÉ ES LA GLOBALIZACIÓN?
La globalización es un fenómeno histórico acaecido en los últimos 50 años y que consiste en la interconexión total del planeta. Todos los ciudadanos, los Estados, las relaciones entre ellos y sus culturas se han hecho interdependientes formando parte de una red única de información y mercancías.
Esto significa varias cosas:
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No es un fenómeno voluntario. Estar al margen de todos es cada vez más difícil y más costoso. El individuo está obligado a vivir en su grupo social que le transmite la información y esa información cada vez está más contaminada de todo lo que ocurre en el planeta. Tampoco los Estados pueden elegir mantenerse al margen del flujo de información y mercancías a no ser que estén dispuestos a pagar el precio de la pobreza que implica la autarquía y la posibilidad de rebelión de sus ciudadanos.
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Tampoco es voluntario puesto que la interconexión material del planeta nos acaba afectando: las inundaciones acaecidas en 2011 en el sudeste asiático en donde se fabrican todos los discos duros del mundo llevó a una operación de monopolio comercial que hizo subir el precio de este producto en más de un 200%. Lo mismo ocurre con la relación entre las guerras y el precio del petróleo.
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Hay un fenómeno que se debe destacar de manera especial: el cambio climático. El cambio climático es un fenómeno al que contribuimos todos y que sólo podremos solucionar si nos ponemos de acuerdo todos. En este caso cada uno recibe las consecuencias de lo que ocurre de manera global en todo el planeta: no son los países que más contaminan los que más daño reciben del cambio climático.
¿QUÉ ES LO QUE SE GLOBALIZA?
Ya hemos dicho que todo, pero vamos a intentar concretar:
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Se comparte toda la información a través de las nuevas tecnologías (Obviamente, toda la que se quiere compartir). Estamos informados de lo que pasa, de lo que se hace en todo el mundo.
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Por lo tanto, se comparte la cultura. Conocemos otras maneras de relacionarse con el mundo, otros patrones culturales. Lógicamente acogemos aquellos que nos agradan olvidando los que no nos agradan aunque sean los “nuestros”. Así se van relajando las culturas particulares y se va creando una nueva cultura global que por el momento es de manera predominantemente inglesa.
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Se comparten las mercancías en un mercado global. Y esto es lo más peligroso del mundo capitalista, ya que empobrece aún más a los más pobres. De nada sirve producir tomates en Fraga si los que se producen en California salen (incluido el transporte) a un precio inferior: acabaremos tirando lo propio para comprar más barato. Esto quiere decir que el mercado está cada vez más globalizado. Los precios de todo, incluidos nuestros salarios, no se deciden de manera local ni según los propios intereses, sino que nos vienen dados por una realidad global. En este sentido la facilidad y bajo precio del transporte de mercancías a nivel mundial contribuye a la globalización. El precio del petróleo es por el momento un factor decisivo para ello.
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También los flujos humanos acaban formando parte del fenómeno. Cada vez hay más movimientos migratorios que buscan a veces simplemente salvar la vida y a veces mejorar su vida cuando el territorio en el que nacieron no les puede ofrecer nada mejor. Por otro lado el turismo también mueve cada año grandes intereses económicos y millones de personas cambiando las politicas y las maneras de vivir de los lugares de destino: Venecia, Roma, París, Egipto,…

CAUSAS DE LA GLOBALIZACIÓN
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En primer lugar fue la mejora sustantiva de los transportes a nivel mundial. Esto hace que la fruta que consumimos pueda ser producida en la otra parte del planeta y que aún así sea más barata que la que producimos aquí.
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En segundo lugar ha sido la gran revolución de las tecnologías de la información y la comunicación: los móviles, Internet…hacen que podamos tener acceso inmediato a información del otro extremo del planeta.
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Esto puede venir ayudado por una serie de cambios legislativos que faciliten (o bien dificulten) el flujo de mercancías y personas a lo largo y ancho del planeta.
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En este sentido las empresas multinacionales siempre han mostrado un gran interés por la globalización para poder extender su negocio a todos los rincones del planeta. Es una ley insoslayable del capitalismo. Los gobiernos en la mayoría de los casos facilitan esa expansión (p.e. Las Vegas en España).
CONSECUENCIAS DE LA GLOBALIZACIÓN
El hecho de la globalización incide en la pérdida de identidad de los individuos y los pueblos por lo que ha provocado un movimiento “particularista” que va en sentido contrario y que defiende y promociona lo propio frente a la cultura global. Este movimiento pretende recuperar las tradiciones y costumbres propias de cada pueblo. También hay un resurgir de movimientos políticos identitarios y nacionalismos que, a veces, van unidos a políticas xenófobas y excluyentes.
Por lo tanto, una de las consecuencias principales de la globalización es un profundo cambio en la manera de concebir la acción política y de hacer política.
Las consecuencias de la globalización se podrían resumir en la pérdida de independencia e identidad de las personas y los pueblos respecto al resto del planeta. Todo afecta a todo.
GLOBALIZACIÓN Y DEMOCRACIA
De hecho la concepción política tiene que cambiar necesariamente como consecuencia de la nueva situación ya que los centros de decisión real se alejan del control de los individuos e incluso de las administraciones. Por un lado, las políticas locales se ven afectadas por hechos o políticas lejanas sobre las que no tienen ningún tipo de control. Puede ser tanto un tsunami en el sudeste asiático como los intereses de una multinacional los que puedan interferir gravemente en nuestra vida cotidiana. En este sentido la democracia se ve aún más debilitada ya que las vías constitucionales de un pueblo se ven desbordadas por una política global en la que los centros de poder muchas veces son invisibles.
En relación con ello la conciencia global proclama una máxima: “piensa global, actúa local”. Nosotros, los individuos normales que no tenemos acceso al poder global, es decir, casi el 100% de la población, sólo podemos actuar localmente. Pero esto no quiere decir que nuestras acciones no tengan repercusión global. La tienen pero sólo en tanto que sean ejecutada por una masa más o menos considerable de personas. En este contexto hay que considerar todas las decisiones económicas que tomamos: optar por comprar los tomates más baratos puede significar arruinar a los productores de la zona, optar por comprar las zapatillas de moda puede significar seguir manteniendo la situación de esclavitud de miles de niños en otra zona del planeta. Consumir energía de manera desaforada puede contribuir al cambio climático, etc.