LA CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA
Kant (1724-1804) es el filósofo alemán que más claramente representa los ideales de la Ilustración. Desde este enfoque pretende responder a la pregunta “¿Qué es el hombre?” respondiendo a través de las preguntas “¿Qué puedo conocer?¿Qué debo hacer?¿Qué me cabe esperar?”. Aquí nos ocuparemos de la respuesta a la primera de las preguntas que constituye su teoría del conocimiento contenida en su obra Crítica de la Razón Pura. En este terreno Kant tiene el gran mérito de realizar una síntesis de los enfoques del racionalismo y el empirismo al respecto. Del racionalismo rescatará el valor de la razón y del conocimiento a priori. Del empirismo conservará la identificación del conocimiento con la experiencia. Su propuesta será bautizada por él mismo como crítica (de aquí el nombre de su obra) es decir ni dogmática (peligro del racionalismo) ni escéptica (peligro del empirismo de Hume). Ell “criticismo”, del griego krinein quiere trazar las fronteras, los límites del conocimiento, para saber el territorio que le corresponde y que lo separa de las meras creencias.

La Crítica de la Razón Pura se divide en Analítica Transcendental y Dialéctica Transcendental. La analítica se divide en Lógica (teoría de los conceptos) y Estética (teoría de la intuición). La pregunta que proporciona el punto de partida a la investigación es: ¿es posible la metafísica como ciencia? Kant maneja el concepto escolar de Metafísica, es decir la disciplina que habla de Dios, el Alma y el Mundo, y el newtoniano de ciencia. Una ciencia es aquel conocimiento universal y necesario que puede ser demostrado. Los juicios universales y necesarios son, según la tradición a priori, los que derivan de la experiencia son sintéticos. Por eso la pregunta inicial se puede traducir como ¿Cómo son posibles los juicios sintéticos a priori? Para entender esta pregunta debemos explicar la clasificación kantiana de los juicios. De acuerdo con la concepción clásica que viene lejanamente de Aristóteles, Kant entiende el juicio como cópula, es decir como atribución de un predicado a un sujeto. La importancia del juicio en relación con la crítica del conocimiento radica en que el conocimiento se expresa en juicios. Pues bien, los tipos de juicios, es decir, de atribución de predicado a sujeto, para Kant son los siguientes:
1. JUICIOS ANALÍTICOS. A veces la atribución consiste simplemente en una especificación o explicitación de algo que ya era implícito en el sujeto, p.e.: “un triángulo tiene tres ángulos”. Estos juicios son universales y necesarios, pero vacíos, ya que no aportan conocimiento, no hay verdadera “síntesis” (unión o lazo) entre sujeto y predicado, porque no dependen de la intuición, sensibilidad o experiencia, por eso son siempre a priori, porque son un simple análisis semántico del sujeto. Equivalen a las “relaciones entre ideas de Hume”, la diferencia es que para Kant estos no son los juicios de la matemática, sino los de la “mera lógica”, y él piensa en la lógica aristotélica. El concepto es entendido aquí como un mero conjunto de notas, y el predicado es una de las notas[1].
2. JUICIOS SINTÉTICOS. Un juicio no vacío, que verdaderamente aporte conocimiento debe ser un juicio sintético, en el que se produce una síntesis (unión, enlace) entre sujeto y predicado. Esta síntesis sólo puede ser provista por la intuición o sensibilidad, es decir, por la experiencia. Por eso, “todo el conocimiento comienza con la experiencia”. Sólo la experiencia es fuente de conocimiento. Aquí el concepto es concebido como una regla de construcción. Ahora bien, esta síntesis puede referirse a un enlace concreto (que depende de un material sensible concreto) o universal (que versa sobre las condiciones universales de la sensibilidad). Un enlace concreto sólo puede ser justificado a partir de una experiencia determinada, dando lugar a un JUICIO SINTÉTICO A POSTERIORI. Pero también puede ser el caso de que un enlace de las condiciones universales de unión entre un sujeto o un predicado, es decir, que haga posible la experiencia misma porque da las “condiciones de la experiencia”. En este caso tendremos un JUICIO SINTÉTICO A PRIORI. Este es el caso de las matemáticas (y los principios de la física para Kant). Ejemplo: “los ángulos de un triángulo suman 180º”. Este juicio nunca es resultado de una inducción empírica, ya que es universal y necesario, válido para los triángulos que todavía no existen. Por el contrario, los juicios sintéticos a posteriori son particulares y contingentes, si es posible una cierta generalización es a través de la inducción.
En el conocimiento humano operan dos facultades: la de los conceptos o juicios (Entendimiento) y la de las sensaciones (Sensibilidad). Sólo hay conocimiento en una síntesis de las dos facultades. Justamente ése es el sentido de la síntesis: unificar (en un concepto) la pluralidad de las sensaciones. Las sensaciones sin concepto son ciegas, el concepto sin sensación es vacío. Este es el sentido de concebir el concepto como “regla de construcción”. Bajo la unidad de un concepto se organiza un material sensible: esto significa que el concepto me da una “regla” para construir u organizar lo que percibo. Otra manera de decirlo es que en el conocimiento, como referencia que es (conocimiento de…), hay un elemento inmediato y uno mediato. La referencia inmediata es la sensibilidad, y la mediata el concepto. Es decir, el concepto sólo es conocimiento a través de la sensibilidad. Una manera de expresar la diferencia entre la legitimidad y la facticidad, (hecho y validez) aparece en la distinción que hace Kant entre “comenzar con” y “proceder de” la experiencia en un famoso texto de la Crítica. Conocimiento es validez (de acuerdo con el racionalismo), pero es experiencia (de acuerdo con el empirismo). Por lo tanto es experiencia válida.
Así, por ejemplo, la demostración de las propiedades del triángulo (por ejemplo la suma de sus lados) nos permite distinguir hasta qué punto la validez es anterior a la experiencia, ya que una demostración nunca puede ser empírica (pues es universal, válida para cualquier caso). Las sensaciones (siempre en plural) son el conjunto de todo lo que hay en cada momento en nuestra facultad perceptiva. Son las impresiones de Hume. La sensación como tal es el conjunto de formas, olores, colores…sin ningún orden. El concepto (siempre en singular) es la regla de construcción, el orden que le damos al conjunto de sensaciones. Sólo esta estructura fija lo que debo tomar conjuntamente o por separado. El conocimiento es una síntesis de intuición y concepto. Otra manera de decirlo: la referencia del conocimiento puede ser inmediata (sensación) o mediata (concepto). El concepto remite a la sensación a través de una regla.
La FORMA es una palabra terminológica tradicional procedente de Aristóteles (materia-forma). Los sinónimos en Kant son: condiciones de la posibilidad, esencia, transcendental, puro… Si el conocimiento es entendido como experiencia válida, debe haber unas condiciones (de posibilidad) que hacen posible esa validez. Esto es lo que llamamos la forma o esencia del conocimiento. Si el conocimiento es sensación y concepto, su forma será la de la sensación y el concepto. La forma de la sensación es el espacio y el tiempo: pluralidad pura. Dicho de otra manera: toda sensación, para ser válida, debe estar en el espacio y en el tiempo. El tiempo es la intuición interna y el espacio la intuición externa. La forma del concepto es la unidad pura. Es decir, las cosas “son algo” y esto es lo que concebimos como “entender” Cuando veo una obra de arte que no puedo subsumir bajo ningún concepto es cuando digo que “no la entiendo”. Este es el significado exacto de validez: o es A o es B, pero sólo una de las dos cosas a la vez.
Las categorías son las diferentes formas de esta unidad, presentes en todo conocimiento, por eso las categorías constituyen la forma del concepto (o del entendimiento). Si entiendo algo es que sé que es una cosa y no otra. Entender para Kant es tener la capacidad de aplicar conceptos. “Lo entiendo” quiere decir “sé lo que es”. El conocimiento es la reducción a unidad de la pluralidad. La función de unidad es el reflejo de la apercepción pura (unidad del sujeto de conocimiento, el ego). Así la condición de validez es la imposibilidad de autocontradicción. La deducción trascendental de las categorías es el apartado de la Crítica de la Razón Pura en que Kant deduce las categorías a partir de la intuición del espacio y el tiempo. Aquí categoría sigue teniendo el sentido que le dio Aristóteles, es decir, el de conceptos que subsumen todos los demás. Explicar el espacio y el tiempo con conceptos es ya usar las categorías. El conocimiento a priori es la forma de la experiencia y esto quiere decir la forma del entendimiento y de la sensibilidad (entendimiento y sensibilidad son las dos caras del conocimiento).
Kant extrae las categorías de la forma del juicio. Son una división en cuatro grupos tripartitos de juicios posibles. El conocimiento queda definido en esencia como la necesidad de una interpretación única de nuestras sensaciones. Esto es la exigencia de objetividad. Pero esta objetividad no es más que el reflejo de la unidad del sujeto, es decir, de la apercepción trascendental. Hay una única interpretación posible del mundo válida, porque el conocimiento tiene que ser (de derecho) conocimiento de un sujeto, y el sujeto es siempre uno. La razón por la que el pensamiento de Kant es entendido como Idealismo Trascendental es porque forma parte de las condiciones de posiblidad del conocimiento el que éste pueda serlo de un sujeto. No hay una cosa-en-sí con independencia de todo conocimiento. La cosa es siempre la cosa conocida. Hay cosas porque hay conocimiento.
La pregunta que da lugar a la KrV es la legitimidad y posibilidad de los juicios sintéticos a priori. Después de la deducción transcendental de las categorías podemos ver qué son y en qué consisten, por qué los juicios de la matemática y los principios de la física son juicios sintéticos a priori. Los juicios sintéticos a priori nos proporcionan conocimiento sobre la experiencia porque representan el esquema de la sensación pura, es decir, de las condiciones de la experiencia.
Por último tenemos que ver la manera de proceder de la ciencia, la manera natural de progresar el conocimiento nos lleva a ciertas ideas límite, las ideas de totalidad (Dios, alma, mundo), las ideas de la Dialéctica. Estas ideas son sólo el resultado final del proceso de subsumir unos conceptos en otros, pero no son ellas mismas conceptos precisamente por ser totales: la totalidad de los objetos (mundo), de las representaciones (alma) o de las causas (Dios), no representan ningún esquema intuitivo (son vacías) y por lo tanto no tienen validez objetiva aunque no pueda evitar tenerlas siempre en consideración. No se puede hacer ninguna ciencia de ellas aunque formen parte de la vida. Estas son Ideas de la Razón, siendo así la Razón algo que excede el Conocimiento. Es decir, la metafísica no es posible como ciencia.