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TEXTO 1: DE LA CONDICION NATURAL DE LA HUMANIDAD EN LO CONCERNIENTE A SU FELICIDAD Y SU MISERIA

“La naturaleza ha hecho a los hombres tan iguales en sus facultades de cuerpo y de alma, que aunque puede encontrarse en ocasiones a hombres físicamente más fuertes o mentalmente más ágiles que otros, cuando consideramos todo junto, la diferencia entre hombre y hombre no es tan apreciable como para justificar el que un individuo reclame para si cualquier beneficio que otro individuo no pueda reclamar con igual derecho. Pues, en lo que se refiere a fuerza corporal, el más débil tiene fuerza suficiente para matar al más fuerte, ya mediante maquinaciones secretas, o agrupado con otros que se ven en el mismo peligro que él.

“De esta igualdad en las facultades surge una igualdad en la esperanza de conseguir nuestros fines. Y, por tanto, si dos hombres desean una misma cosa que no puede ser disfrutada por ambos, se convierten en enemigos; y, para lograr su fin, que es, principalmente, su propia conservación, y algunas veces, sólo su deleite, se empeñan en destruirse y someterse mutuamente. (...)

 

“El modo más razonable de protegerse contra esa desconfianza que los hombres se inspiran mutuamente, es la previsión, esto es, controlar, ya sea por la fuerza, ya con estratagemas, a tantas personas como sea posible, hasta lograr que nadie tenga poder suficiente para poner en peligro el poder propio. Esto no es más que procurar la autoconservacion, y está generalmente permitido.(...)                                                                                            

 

“Los hombres no encuentran placer, sino, muy al contrario, un gran sufrimiento, al convivir con otros allí donde no hay un poder superior capaz de atemorizarlos a todos. (...)

 

“De modo que, en la naturaleza del hombre, encontramos tres causas principales de disensión. La primera es la competencia; en segundo lugar, la desconfianza; y en tercer lugar, la gloria.

 

 “La primera hace que los hombres invadan el terreno de otros para adquirir ganancia; la segunda, para lograr seguridad; y la tercera, para adquirir reputación. (...)

 

“De todo ello queda de manifiesto que, mientras los hombres viven sin ser controlados por un poder común que los mantenga atemorizados a todos, están en esa condición llamada guerra, guerra de cada hombre contra cada hombre. Pues la GUERRA no consiste solamente en batallas o en el acto de luchar, sino en un período en el que la voluntad de confrontación violenta es suficientemente declarada. Por tanto, la noción de tiempo debe considerarse como parte de la naturaleza de la guerra, lo mismo que es parte de la naturaleza el tiempo atmosférico. Pues así como la naturaleza del mal tiempo atmosférico no está en uno o dos aguaceros, sino en la tendencia a que estos continuen durante varios días, así también la naturaleza de la guerra no está en una batalla que de hecho tiene lugar, sino en una disposición a batallar durante todo el tiempo en que no haya garantias de que debe hacerse lo contrario. Todo otro tiempo es tiempo de PAZ”.

 

Thomas Hobbes, Leviatán, cap. 13, pp. 105-107.

 

Preguntas sobre el texto de Hobbes:

1. ¿Cuál es la causa según Hobbes del estado de guerra?

2. ¿Cómo define Hobbes la guerra y la paz?

3. ¿Qué argumentos da para justificar la igualdad humana?

4. ¿Qué consecuencias tiene la igualdad humana?

5. ¿Cuál crees que es la solución propuesta por Hobbes al estado de guerra?

 

 

TEXTO 2: ROUSSEAU SOBRE LA PROPIEDAD PRIVADA

 

“El primer individuo que, tras cercar un terreno, se cuidó de decir: “Esto es mío”, y encontró gentes tan simples para creerlo, fue el verdadero fundador de la sociedad civil. Cuantos crímenes, guerras, muertes, cuántas miserias y horrores no le hubiera ahorrado al género humano aquel que, arrancando las estacas o cegando el foso, hubiera gritado a sus semejantes: “¡Guardaos de escuchar a este impostor; estáis perdidos si olvidáis que los frutos son para todos, y que la tierra no es de nadie!”.

 

J. J. Rousseau: Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres

 

 

 

TEXTO 3: ROUSSEAU SOBRE EL HOMBRE NATURAL

 

“Existir para nosotros es sentir; nuestra sensibilidad es, de modo irrefutable, anterior a nuestra inteligencia, y hemos tenido sentimientos antes que ideas. Sea la que fuere la causa de nuestro ser, ella ha provisto a nuestrea conservación dándonos sentimientos convenientes a nuestra naturaleza, y no podría negarse que éstos al menos son innatos. Por lo que al individuo se refiere, esos sentimientos son el amor de sí, el temor al dolor, el horror a la muerte, el deseo de bienestar. Pero si, como resulta indudable, el hombre es sociable por naturaleza, o al menos hace por llegar a serlo, sólo puede serlo por otros sentimientos innatos, relativos a su especie; porque considerando exclusivamente la necesidad física, ésta con total seguridad debe dispersar a los hombres en lugar de acercarlos. Ahora bien, del sistema moral formado por esta doble relación consigo mismo y con sus semejantes es  de donde nace el impulso de la conciencia. Conocer el bien no es amarlo, el hombre no tiene la conciencia innata; pero tan pronto como su razón se lo hace conocer, su conciencia le lleva a amarlo: es ese sentimiento el que es innato”.

 

J.J. Rousseau, La Profesión de Fe del Vicario Saboyano, pp. 81-82

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